ay cosas que son TAN… canónicas, típicas, estándar, predecibles, paradigmáticas… que tienen precisamente ese valor. Por ese motivo, un Satancillo que no deberá ser conocido en absoluto, es sacada a la luz por esta su web SEMS como un modelo canónico de los Satanes que nunca destacarán, que nunca harán que entregues tu alma al maligno con alegría, PERO… que, al igual que hacen los buenos artesanos frente a los erráticos artistas, sabes que cumplirán perfectamente su cometido.
Y el Teatro-auditorio de San Lorenzo del Escorial es un sublime ejemplo.
Para empezar, tenemos su origen disparatadamente corrupto que no podía provenir de otra persona que no fuese el peor melómano megalómano que haya conocido la Comunidad de Madrid: Alberto Ruiz-Gallardón.
Así que ya pueden sacar la lista «Vamos a convertir al Escorial en el Salzburgo español de la música». Para ello, se procede a los usuales trapis: expropiaciones irregulares que terminan dejándole un pufo delirante al sector público, presupuestos que crecen, y crecen y crecen… Y, para concluir:
Sí, un diseño canónico que logra el aprobado raspado hasta de ldecano de Harkitejtura más exigente: una caja de hormigón con lo huecos justos al exterior. ¡Nunca falla! La arquitectura moderna vive en el más absoluto de los autismos desde que, en un arrebato adolescente, la Bauhaus decidió que la historia empezaba con ellos. Y esa auditorio sordo, mudo y ciego hacia el exterior no ha tenido, por lo menos, la decencia de convertirse en un sordidez como la ópera-rock de Tommy para arreglarlo.
El estudio responsable no duda en utilizar los consabidos tópicos de «diálogo con el entorno» (si puede llamarse «diálogo» a ver cómo el Monasterio de Juan de Herrera alucina con un bloque de hormigón autista) y de integración con la Naturaleza (porque usa la ladera de un montecejo para lograr la inclinación de las butacas.
Si hubiese sido más disparatado, hubiese llegado a hits de hormigonacos que ¡construyeron una montaña atificial delante de sí mismos para que, así, no se viesen y quedase perfectamwnte camuflados en su entorno natural!
Pero eso es materia para los jormigonacos DE AUTOR. Este humilde Satán cumple sobradamente con los preceptos del bajísimo y se gana, con justicia, que ustedes dediquen unos minutos de su tiempo a buscar por dónde carallo se entra a esa mole.
En un pecado de soberbia, suponemos que la entrada está en el siguiente punto del mapa. Pero Satán puede habernos confundido: