o hay palabras suficientes para describir la Jrandeza e importancia satánica de AZCA. La obra maestra de Antonio Perpiñá consistía en construir, por la zona de la Castellana, un complejo financiero que descentralizara un poco Madrid. (Y si, además, se hacía en terrenos que los vencedores de la Guerra Civil expoliaron a las asociaciones obreras, pues todavía mejor).
Con AZCA llegaron a EsP-P-Paña los conceptos urbanísticos modernos – o sea, Satánicos, que no hay que dejar de llamar a las cosas por su nombre – tales como la separación del tráfico peatonal de rodado, con espacios cívicos y comerciales en su interior.
El resultado final dejó bien claro la distancia sideral que hay entre la propaganda de un mundo de colores del movimiento moderno y la satánica realidad de hormigón, rampas, recovecos yonkis y espacios públicos infernales.
Para empezar, les desafío a algo bien sencillito. Por lo menos, lo parece. Colóquense donde el edificio del BBVA -una torre de marrón rancio que logra un color parecido al corten pero sin la mugre del óxido: sólo la caspa del negocio bancario tras cristales tintados setenteros -obra de nuestro idolatrado Sáenz de Oiza (Satán de Oiza para los amigos).
Desde allí, les animo a adentrarse en el complejo y conseguir llegar, desde la Castellana hasta la calle Orense. ¿Parece fácil, verdad? ¡Si se trata de hacer una simple línea recta! Y Satán se reirá oyéndoles decir estas necedades, porque lo primero que tendrán que hacer es baje escaleras, meterse en pasadizos – muchos de los cuales desembocan en callejones sin salida y donde todas las tiendas les parecerán El Corte Inglés. ¡Porque lo son! ¡Pero tan dividido en departamentos que no sólo no logrará comprar nada que pudiese necesitar, sino que se le creará el bello efecto de ¿Pero he pasado por aquí antes o no?
Por supuesto, los interiores de AZCA demuestran la brillante idea que fue segregar el tráfico rodado: los túneles que pasan debajo del complejo son una leyenda urbana que algunos madrileños han conocido pero sólo porque el profesor de autoescuela les obligaba a pasar por ahí. A su vez, los restaurantes de la Castellana están siempre llenos, pero esto que ven ahora son el interior de AZCA justo a la hora en la que todos los oficinistas deberían invadir estos espacios a la hora de comer:
Después de dar muchas vueltas – y meterse por escaleras de hormigón que no sabe si pertenecen al restaurante para oficinistas que haya ahí o si son lugares de paso de AZCA – puede que logre llegar al parque Picasso (reconocible por la torre Picasso, una copia cutronga y pequeña de un rascacielos de Chicago). ¡Y qué señor parque! Planteado como un pozo (de inmundicia) toca bajar escaleras nuevamente para extasiarse con las rampas elevadas con soportales que enmarcan el entorno creando amigables espacios públicos.
Por supuesto, el interior del parque es una especie de anfiteatro de hormigón con vistas a… una mini pirámide de hormigón en la que nadie tiene el afán de protagonismo de sentarse. De todas formas, puestos a ver fauna es más interesante la colección de personas completamente idas que deambulan con la mirada en el cielo o los que pasean algún perro de concurso. De concurso de perros policía, claro.
Conforme sigue dando vuelta guiándose por el sol para ir dirección oeste hacia la calle Orense, toca pasar por los mejores pasadizos subterráneos de todo el complejo AZCA. Son la zona de discotecas de salsa, numerosos locales de Boys (les recomendamos el ’New Boy’s, ya que estamos) y, por supuesto, donde muchos oficinistas que tengan que hacer numerosos extra podrán conocer el placer anal (solicitado o no), el consumo de estupefacientes (solicitado o ofertado con una aguja al grito de “¡Dámelo tó!” o, si tienen suerte, ofrecer su propia vida a mayor gloria de Satán. ¡Todo son ventajas!
Si, por fin, logra algún día llegar a la calle Orense, verá que la influencia estética de AZCA se extiende a un entorno de jran belleza satánica, aunque sin ese urbanismo experimental de Antonio Perpiñá que tanto bien le hizo a Madrid y España.
Cada cierto tiempo, se plantean proyectos para reformar el desastre de AZCA, pero estamos convencidos que la especulación inmobiliaria de tantos intereses capitalistas como allí se reúnen – empezando por el mítico incendio del edificio Windsor – harán que el resultado siga siendo una catástrofe del agrado de Satán. De todas formas, disfrútenlo ahora gracias a este mapa, no sea que algún día lo arreglen:
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Y si logran llegar a la calle Orense, no se pierdan la Basílica Hispanoamericana de Nuestra Señora de la Merced.
Prohibido meterse con los subterráneos de Azca, no en vano, además de haberlos hecho la empresa de mi mujer, ha sido escenario de numerosas gestas al volante de todo joven madrileño que se precie de haberlo sido… como por ejemplo el gran trompo (al mas puro estilo el Mierda en la qualy de Austria 2014) a bordo de un Ford Fiesta que se cascan en esa perla del cine patrio alineada con la generación X que fueron las Historias del Kronen.
Y una pregunta dejo para los entendidos de la jarkiteztura moden-na: de entre toda la basura y la inmundicia que hay encima de los subterráneos dedicados al trafico rodado, ¿se pueden considerar las numerosas pasarelas-laberinto, rampas-quememato y balcones-yonkodromo como unas «estritsindeescai»???
The concept of «street‐in‐the‐sky» stems from the Smithson’s understanding of cities and landscapes through the point of view and experience of the pedestrian. The idea refers to a network of elevated pedestrian ways that act as an extension of social space and connectors to different places of pedestrian activities. These elevated streets were demonstrated in their proposed Golden Lane project in 1952 and executed in their Robin Hood Gardens project in 1966. Peter Smithson points out that terms, like the street, » are not to be taken as the reality but as the idea and that it is our task to find new equivalents for these forms of association for our non‐demonstrative society. The elevated street deck is the Smithson’s interpretation and equivalent to the street form for the present day (of their time). The concept was the Smithson’s attempt to discover a progressive and popular form appropriate for the pedestrian.
El concepto de «calle-en-el-cielo» se deriva de la concepción urbana y paisajística de los Smithson [Peter & Allison] a través del punto de vista y experiencia del peatón. La idea se refiere a una red de vías peatonales elevadas que actúan como una extensión del espacio social que conectan diferentes lugares de actividad. Estas calles elevadas se demostraron en su propuesta del proyecto Golden Lane en 1952 y ejecutados en su proyecto de Robin Hood Gardens en 1966. Peter Smithson señala que términos como ‘calle’ «no deben ser tomados como son en realidad, sino como la idea en sí y que es nuestra tarea encontrar nuevos equivalentes para estas formas de asociación para nuestra sociedad no expresiva. La cubierta de la calle elevada es la interpretación de los Smithson y equivale a la forma de la calle actual [años 1950-60]. El concepto era el intento de los Smithson para descubrir una forma progresiva y popular adecuada para el peatón.
Fuente: https://marchienz.files.wordpress.com/2012/11/bib-essay-v1.pdf
Eso no me responde mucho, pero bueno, lo cierto es que hace falta ser un alumno aventajado de la jarkiteztura maligna para saber convertir miles de metros cuadrados de la zona de oficinas más cara de la capital de España en un megayonkodromo caracterizado por el chabolismo comercial y la ausencia total de seres vivos (por no haber no hay ni plantas rodadoras). Si quiere Usted montar un negocio tapadera de cualquier actividad fraudulenta, móntelo en Azca!!!… le garantizamos que ningún cliente le molestará!!!
Aunque para descargo patrio, debemos reconocer que los espacios equivalentes de otras grandes ciudades (la Defense en Paris, la City en Londres o la zona al Sur de Tribeca en NY) también se asemejan bastante a Chernobyl post 86, no ya en jarkiteztura maligna, sino en ausencia de seres vivos.
Kimbo tú preguntabas «¿se pueden considerar las numerosas pasarelas-laberinto, rampas-quememato y balcones-yonkodromo como unas «estritsindeescai»???» y la respuesta te la dan los propios hezperrtos: SÍ, lo son porque «la idea se refiere a una red de vías peatonales elevadas que actúan como una extensión del espacio social que conectan diferentes lugares de actividad».