uando el matrimonio Smithson acuñó el término ‘estritsindeskai’ con su obra maestra del Brutalismo – los Robin Hood Gardens – nunca se esperaron que, un día, apareciese la versión castellano-leonesa de su invento. Pero así fue.
El insigne arquitecto segoviano José Joaquín Aracil Bellod decidió emular a los Smithson, pero sin renunciar a sus esencias de castellano viejo, y el resultado fue un bloque de viviendas en la calle Taray de Segovia (en pleno casco antiguo, vaya) que se planteaba el desafío técnico de salvar un desnivel de terreno brutal. Y vaya que si lo hizo: de una forma brutalista.
Una larguísima y frágil escalera une los dos bloques principales de viviendas en lo que parece ser «el desafío BMX definitivo». Un letrero de «¿A que no hay huevos?» sería más apropiado que el actual «No correr por las escaleras». No sea que casquen.
Las estritsindeskai funcionan, a su vez, como un curioso distribuidor de viviendas hacia arriba y abajo, con lo que se consigue el prodigio de… ¡Tener cuatro portales juntos! Hasta que se ven los planos – que aclaran el enigma – la cosa es un misterio digno de Iker Jiménez. Eso sí, una vez disipadas las dudas, queda el espacio para la hilaridad cuando una mitad de tu ventana da a un piso de la estritindeskai y la mitad inferior a otro.
Es un lugar complicado de explicar, porque así lo quiso Satán. Hay que vivirlo para contarlo. Aprovechen ahora antes de que el actual concurso de acreedores en que vive la cooperativa les anime a tirarlo y sacar unas buenas perras por el solar.
Una vista en 360º del lugar, gentileza de esta su web:
Y un mapa, para que planifiquen debidamene su visita: nada más mediocre que ir a Segovia a ver el acueducto, teniendo esta joya para gourmets: