abía una vez en el centro histórico de la ciudad eterna un palacio que se levantaba tranquilo y feliz. Era el Palacio de la Unión Militar, edificio del s XIX. Pero un buen día algún desaprensivo decidió que era el momento de restaurarlo -no vaya a ser que se caiga a cachos- y llamaron a Massimiliano Fuksas para que se ocupase de las obras de mejora, dejándolo como nuevo. Qué digo como nuevo, mejor que nuevo.
En palabras del propio arquitecto, es una interpretación contemporánea del centro histórico de Roma.
Y lo dice así, sin anestesia.
Como todo el mundo que tenga internet sabe, lo mejor para restaurar un edificio clásico sin que haya demasiado impacto en el aspecto original es colocarle una garrapata de cristal en la azotea.
El garrapatismo no es invasivo, moderniza y además sirve de solarium para los oficiales.
También se puede usar de invernadero para poner tomateras y sacarse un dinerillo extra, que tunear los tanques es caro y no se puede ir a la guerra de cualquier manera. Si sois aprensivos y no os gusta la idea de llamarlo garrapata, podéis imaginaros que es una pompa de jabón que se ha escapado del Spa del General. Los amantes del cine de Serie B puede ver un giño a la película The Blob: el que no se consuela es porque no quiere.
Como no podía ser de otra manera, el edificio nunca superó la operación y dejó de tener un uso castrense. Ahora es una tienda H&M y vive feliz dialogando con el entorno.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Las fotografías pertenecen a sus respectivos dueños.