os constructores holandeses Orangerock necesitaban unas nuevas oficinas temporales hasta que su sede definitiva estuviese construida, así que decidieron rehabilitar una antigua casita en medio de un barrio tradicional de Emmen. Encargaron el proyecto a un estudio de arquitectura que enseguida supo unir historia y modernidad, respetando el entorno y favoreciendo el diálogo con los edificios colindantes… eehhhmmm no. ¿El cliente se llama Orangerock? Pues toma corten orange. Y por lo de rock aquí te dejamos unas rocas que sacamos el otro día de un solar. ¡SATANVILLOSOS!
¿El cliente se llama Orangerock? Pues toma corten orange. Con unas rocas de regalo. Insuperable.
Por cierto, la oficina está en la zona donde los contructores quieren llevar a cabo un proyecto de urbanización. Avisados quedan los vecinos para que tomen las medidas necesarias. O mejor emigren, no sé.
Como curiosidad: para evitar que el agua manchada de óxido que resbala por las paredes manchase los cristales, se desvía el agua del tejado a unos desagües especiales ocultos bajo unas rocas de la fachada.
Si algún día vais a Holanda a buscar tulipanes (sí, sí, tulipanes, que ya nos conocemos), no dudéis en acercaros a Emmen y disfrutar en persona de esta maravilla de la arquitectura. Cámara en mano, of course.
Arquitectos: Möhn + Bouman
Lugar: Emmen, Países Bajos
Año: 2013
Materiales: Corten, cristal y mala leche.
Resultado: Incierto.
Las fotografías son de Sarah Blee.