Ponga un polígono en su vida y el martirio urbanístico estará garantizado
Los polígonos y PAUs son al urbanismo lo que la electricidad a la medicina de comienzos del siglo XIX: no más que esperanzas y sueños frustrados, cuyos experimentos hubieron de pagar los sufridos ciudadanos que tuvieron y aún tienen la desgracia de cruzarse con estos entes, abstractos y aparentemente inocentes sobre pero plano pero que en el mundo real suelen ser monstruos que transforman nuestras vidas en un infierno. Y de premio nos obligan a pagar y contemplar esas esculturas vanguardistas sobre todas y cada una de las miles de rotondas que añaden un toque de calidad al martirio cotidiano. Pero tranquilo que el sufrimiento no acaba en la expansión urbana porque en el casco antiguo de las ciudades Satán también dispone de abundante patrimonio histórico que destrozar gracias a ese brutal eufemismo llamado Urban Renewal o regeneración urbana.