aring House es un estate de Bristol, situado en el barrio de Redcliffe en el que la mítica serie de la BBC ‘Doctor Who’ decidió que, en efecto, existen muchos universos paralelos y, en los buenos Satanes brutalistas, todavía más.
Nada más llegar, Amy Pond le espeta al Doctor que vale, que ellos usan el TARDIS para viajar por todo el universo «pero para un sitio así podríamos coger el autobús».
El Doctor le recrimina diciéndole mientras la cámara efectúa un ominoso movimiento de grua que nos muestra un Satán nocturno: «Os he traído al sitio más terrorífico del universo…»
Luego termina diciendo «…la habitación de un niño». A lo cual todos respondemos «sí, claro, la habitación de un niño… en un Satán».
Bajo la batuta del guionista Steven Moffat – creador de joyas como ‘Coupling’, ‘La pandilla plumilla’ o la reciente ‘Sherlock’ – las temporadas con el undécimo doctor – Matt Smith – recuperaron la querencia que la serie siempre había tenido por el cine de terror (vampiros en Venecia, las ya míticas estatuas de los ángeles…), motivo por el cual no podían dejar pasar de largo una de las pesadillas más recurrentes de la sociedad británica desde los años 60: los alienantes housing estates con sus recovecos imposibles y sus estritsindeskai que invitaban a un jovial suicidio.
En honor a la verdad, la serie ‘Doctor Who’ ya había abordado el tema satánico en una adaptación no oficial y libérrima de la novela ‘High Rise’ de J. G. Ballard en su episodio en cuatro partes ‘Paradise Towers’ (que, a día de hoy, todavía se sigue citando como una de las principales causas de piscinofobia entre un porcentaje de británicos que demuestran que hay enajenados pa tó). Pero el capítulo que nos ocupa, ‘Night Terrors’, es muy superior.
ado que ‘Doctor Who’ es una serie humanista y bienintencionada, en el making of del capítulo – el episodio ‘About a Boy’ de la serie ‘Doctor Who Confidential’, montado por mi amigo Rob Franz – los únicos comentarios sobre Waring House fueron “Buscábamos el tipo de geometría de la arquitectura de los 60”, que no deja de ser una forma hiperfina (esto es, hiperbritánica) de decir “Queríamos el clásico plano de un satanazo por la noche por el que te cagases por la pata abajo”. Igualmente, el actor Matt Smith sólo comentaba “La gente que nos recibió en el estate era toda gente muy amable y agradable”. Lo cual también suena a explicación no pedida por el espectador. ¡Por supuesto que cualquiera estaría encantado de que rodasen el Doctor en su casa! (Y no te cuento si, encima, son escenas con Karen Gillan).
Viendo el capítulo, todo cobra sentido: un niño que vive en el estate padece terrores nocturnos que le impiden dormir. Conforme comenzamos a ver lo que pasa, decidimos darle la razón al chaval: un prestamista que también vive en el Satán amenaza de muerte al padre, aunque luego, merecidamente la moqueta chunga del apartamento devora a dicho prestamista.
Mientras, una vieja es abducida en la zona de los cubos de la basura, por lo cual no nos extraña que esa zona Waring House esté bien protegida por una especie de alambre de espino industrial que ríase usted de la verja de Melilla.
a visita al Satán es bastante sencilla. Está muy cerca de la estación de tren de Bristol Temple Meads, y próxima a varios ámbitos turísticos canónicos de la ciudad. De hecho, desde el río, podemos gozar de su “integración con el entorno” merced a esos pequeños abovedamientos con los que homenajea al puente sobre la zona más lodosa del río (lo demás son cubiertas planas como Le Corbusier manda ¡Faltaría más!).
Una vez allí, esperen a que cualquier inquilino del estate entre para colarse detrás de él y gozar de las estrisindeskai. Y ¿por qué no? llamar a las puertas de los pisos diciendo las mismas chorradas que el Doctor.
Por mi parte, no pude evitar montarme en el ascensor en el que los acompañantes del Doctor, Amy y Rory, son transportados a una dimensión paralela. Conforme pulsaba el botón me preguntaba ¿Acabaré en una casa victoriana en la que convertirme en una gigantesca muñeca de madera? Y, en caso positivo… ¿Es preferible eso a que el ascensor llegue a su destino, que no es otro que el de la zona de la basura en la que la viejuna era abducida? Dilemas.
En honor a la verdad, existen satanes mucho más amenazadores, malintencionados y mugrientos que éste. Incluso sus alrededores inmediatos en Redcliffe, siendo adecuadamente satánicos, no son infiernos en la tierra como Park Hill.
Se comprende que ‘Doctor Who’ quisiese nadar y guardar la ropa y no rodar en yonkódromos canónicos. Pero, hoygan, si son fans de la serie y de Satán – lo reconozco: estoy exigiendo un frikismo muy extremo – esta visita es de todo punto inexcusable.