ue Satán ama las rotondas no es ningún secreto. Tampoco es casualidad su forma redonda, su relación con los puntos telúrico-magufos de la Tierra y la presencia de zurullos, que aunque aparentan con mayor o peor fortuna ser esculturas, en realidad son los dedos del Malijno intentando llegar al Cielo para regresar desde el Averno y tomar su merecido trono de Rey de la Creación.
Satán sitúa, si puede, sus portales interdimensionales, sus entradas al Averno, cerca de hospitales, tanatorios u oficinas de Hacienda. El olor a muerte y putrefacción agrada al Nrag Ortseam* y se regocija en su abundancia.
n algunos países los humanos han regalado al Anticristo lugares privilegiados en los que el fiambre se siente de cerca. Adifisios y Moñumentos sobre campos de batalla, lugares de terribles matanzas o espantosos accidentes se hallan por todo el Orbe. Pero si hay un país que ha sabido darle a Satán lo que le gusta, sin disimular, sin ocultar nada y hasta con bizarría, este ha sido España. Nuestra amada patria ha desarrollado como ninguna otra el arte del rotondismo, y en él tienen cabida todo tipo de sentidos homenajes al Vaghísimo. ¿Ositos verdes desproporcionadamente grandes? ¿Jamonas frente a fábricas de embutidos? ¿Mojones? ¿Dictadores fascistas? ¿Guerrilleros comunistas? ¿Tazas de café elefantiásicas? ¿Hierracos para empalar? Todo, todo, ¡todo! tiene cabida en nuestro sofisticado arte de la rotonda.
Y cuando digo todo, es TODO. En España no hay tabú que no pueda saltarse en aras -y nunca mejor dicho- de Satán… y de una buena comisión. La Muerte misma se acoge, pero literalmente, en el seno de nuestras rotondas si hace falta. Y no hablo con simbolismos tibios ni hago uso de manidas figuras retóricas. No.
a muerte misma, de cuerpo presente, en hueso y gusano, adorna de verdad, con cadáveres reales, una grandiosa rotonda de nuestra geografía que hoy tengo el placer de descubriros. Sí, alimañas mías, hermanos en el Vaghísimo. Eso existe.
Y es en Villanueva de la Cañada, en la provincia y Comunidad de Madrid. El antiguo Cementerio del Cristo, do antaño se enterraba a los ricos del pueblo, ha quedado incluido, entero, sin traslados ni reformas, en el mareante contorno de una Horrotonda. Los habitantes del pueblo no consideran tal cosa extraña: el cementerio ya estaba allí y la rotonda tan sólo creció a su alrededor.
Los muertos de estas desdichadas tumbas no descansan ya, pues el tráfico rodado se enseñorea de su entorno. Y los vivos tienen en ese redondel el “memento mori” definitivo. ¿Qué mejor manera de recordar tu propio destino que dar vueltas en torno a un cementerio cada día para ir a trabajar, a comer, a dormir, al colegio, a la universidad? Satán está feliz.
Su Ministerio está más cerca, y esta Horrotonda-Camposanto del Cristo no sólo supone un bello homenaje, sino que por mor del crecimiento urbanístico, este cementerio viene a caer ahora en pleno centro de la villa, para que todos puedan disfrutar de tan infrecuente experiencia. Como sugieren por ahí, quizá sea para preparar el Apocalipsis Zombi.
ero en fin, sea como sea, el genio patrio demuestra aquí su enorme superioridad sobre la pobre inventiva bárbara. La extranjerez apenas si sabe hacer rotondas vacías, con jardincitos, farolas o tímidos zurullos que casi ni llegan a postmodernos. En esta encrucijada la horrotonda “de verdad” crece, monstruosa y sobre-cogedora, albergando si nos da la gana, un cementerio con muertos y todo en su seno. Faltaría Más.
* Gran Maestro
Social Share
Leave a Reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Debe ser la única rotonda de España en la que nadie coge el carril interior.
Y la de discusiones rotonderas que se ahorran los vecinos? por ahí se debe pasar raudo, raudo.. XD
Pues ahi que actuaizarse y meter ya, una iglesia o un zoo rotondil, que es lo mas quich !
Pingback: Cementerio (Villanueva de la Cañada) - Horrotonda