Rotonda de Lujiazui (Traffic Circle) Shanghái
diferencia de la horrotonda “mágica” de Swindon, que trae el concepto de “alma en pena” a la vida terrenal, o la de Boadilla del Monte, que estará entre tus pesadillas desde el día que la veas, la rotonda de Lujiazui en Shanghái, en el corazón del centro financiero de Pudong, no es especialmente desagradable a la vista. En su centro, en lugar del típico zurullo, esta gran estructura tiene un jardincico. Muy mono él. Un jardín decorativo, bien cuidado. Y hasta le cambian el diseño cada cierto tiempo. Por otro lado el tráfico rodado de esta zona si bien debe ser denso, tampoco parece especialmente caótico. En realidad, si atendemos al número de ramales (cinco) y a su tamaño, rotondas como esta pueden estar casi en cualquiera de nuestras ciudades. Lo que convierte a esta rotonda en todo un monumento al Vajhísimo es ese elemento flotante, esa enorme pasarela llena de personitas que pululan cual cucarachas en una noche de verano y que lo hacen a una altura de aproximadamente 20 metros, suficiente para suicidarse con éxito.
Sí, amiguitos. Lo habéis adivinado. Esa enorme pasarela es un genuino “estritsindescai”.
El estritsindescai es ese elemento harquiteztónico que eleva a los peatones por encima de los coches para hacerles sentir que su vida es mísera y mugrienta.
ierto es que como estritsindescai esta enorme y -por qué no decirlo- cómoda estructura, amplia y hasta probablemente bien diseñada, no provoca el pánico como otras ni tiene pinta de araña gigante vista desde arriba. Aquí lo perverso, lo discretamente satánico es su función: un mirador turístico. Muy exitoso. Un mirador para poder ver los enormes rascacielos que los chinos han construido allí a la Jloria de Satán, como el Oriental Pearl Tower, el Jin Mao Tower o el Shanghai World Financial Center. Un mirador para poder ver los coches que maniobran en círculo bajo tus pies. O para poder lanzarte hacia abajo cuando decides que tu vida ha sido demasiado feliz y mereces un “salto a la fama” hacia la portada de la prensa de sucesos.
l principal objetivo está conseguido: la estructura tiene cientos, miles de visitantes cada día. Es ya un punto de obligada visita en esta ciudad de 20 millones de almas orientales. El puente peatonal se ha iluminado con luces que dan un “efecto dramático” por las noches, y dispone de escaleras mecánicas para hacerlo más entretenido todavía. Con un apabullante despliegue de medios, nuestro oscuro señor ha conseguido que la gente entre voluntariamente a una rotonda y además la recorra a pie…
ero a pesar de sus méritos, en conjunto esta rotonda+estritsindescai nos deja un sabor agridulce, como salsa para rollitos de primavera. No se puede negar que es una idea genial: estritsindescai circular + rotonda. Pero una idea genial muy desaprovechada. Se podría haber hecho más, mucho más. Y mucho mejor.
Se podría haber plantado en medio de un secarral, con un zurullo heskultórico en medio hecho por algún primo del halcalde (Shanghái hasta ni siquiera tiene realmente alcalde) y un estritindescai estrecho, peligroso, incómodo y que no llevara a ninguna parte.
Se podría haber hecho más grande, más alto, más débil en su estructura y más polucionado. Gastando muchos más yuros. Y muchísimo más feo. ¡¡Por qué no!! ¡¡¡Maldita sea!!!
ero alimañas mías: calmemos nuestra sed de horror. No todo está perdido. En pocos años seguro que algún político español manda construir una mala copia de esto, en puro jormigonaco y con corten a cascoporro, en medio de la nada. Sobre una gran autopista. Y con la firma de Khal-At-Ravah. Entonces sí que Satán estará satisfecho. Entonces sí que nuestro Roñes* podrá comenzar su Gobierno del Mundo.
(*) Señor al revés