odo adorador de Satán tiene su satán, satanet o como es mi caso, horrotonda favorita. He visto cosas que vosotros no creeríais, pero mi patria chica, el barrio ferrolano de Caranza, guarda un maravilloso tesoro que hace que el siglo tenga una finalidad. Que da sentido a la creación del Universo.
Si no fuera por el Big-Bang, la Gran Expansión y, me temo, el final durante el Gran Desgarramiento, si no fuese por una serie de coincidencias fortuitas a lo largo de 13700 millones de años que han conformado las partículas y la energía tan como son, la materia del universo no se habría combinado casualmente en este pequeño planeta para formar al ínclito autor de esta horrotonda que con su increíble perfección cierra el círculo de la vida, el universo y todo lo demás.
La horrotonda que me enamora en Caranza es el “Monumento a la Música, una discreta pero monumental escultura en hierro Corten realizada por el mismo genio de encanecidas sienes que pergeñó la “Puerta del Infierno” de Ferrol, también en esta serie.
El monumento a la música, o “Rotonda del Conservatorio” de Caranza*, también conocida como “El Violín” o “Quecojonesestaputamier…” es básicamente una chapa de Corten de 5 metros de altura colocada en vertical a la que se le ha dado forma de instrumento de cuerda frotada de dudoso origen. De él surgen, cual parásitos necrófagos, otros instrumentos musicales y hasta un par de ¿manos? que aparentemente están ahí para tañer alguno de los férricos instrumentos.
ara acentuar la velleza del conjunto, aderezándolo de una saludable peligrosidad satánica, esta chapa vertical posee a un metro más o menos del suelo, otra chapa de Corten puesta en horizontal, que me imagino yo que representa el teclado de un piano de cola. El sadismo hace presencia en su dosis adecuada, pues la altura y colocación horizontal de la chapa la hacen perfecta para decapitar instantáneamente a los conductores que tengan la mala fortuna de chocar contra la cosa.
La elegancia del conjunto se realza con una voluta hecha también en Corten, que adorna la vista lateral. Bueno. Intenta adornarla, porque la vista lateral es esmirriada, como se ve en la foto.
Digamos que el concepto de “bulto redondo” aplicable a la escultura desde los tiempos clásicos de la Grecia antigua es algo demasiado antiguo para este concepto de sincretismo o síntesis músicoinstrumental. O demasiado moderno, quién sabe.
omo los venerables tótems con los que los primeros harquiteztos adoraban a Satán nuestro señor, este fermoso monumento ferrolano está “pensado” sólo para verse desde el frente. Pero ¿importa eso? Si no te gusta cómo se ve de perfil o por detrás, simplemente no des la vuelta. Total, como está en una rotonda…
El artista autor de este engénder ferrocorténico, que tantas alegrías nos da, curiosamente es un personaje afable que ha sabido encajar mis críticas a este monumento en momentos de flaqueza. Probablemente él es ajeno del todo a la querencia de Satán por su obra, lo cual hace todavía más meritorio su enorme talento para encontrar la fórmula para agradar a los amantes de lo tenebroso y abominable.
(*) que por cierto, es un gracioso satán muy cercano.