as leyendas sobre el mítico edificio de Sainz de Oiza ‘El Ruedo’, parecen no tener fin: que si el arquitecto quería poner un letrero que dijese “Abandonad toda esperanza” sobre cada portal, que si sus inquilino, por cada tres gramos que comprases, te regalaban un bidé… Tantas leyendas han creado mucha literatura a favor y en contra del Ruedo – comúnmente conocido como ‘La cárcel de la M-30’ por el ominoso aspecto que ofrece, e incluso un especial de ‘Callejeros’ con su estilo apocalíptico y espectacular. Pero hoy toca un recrearnos ante un testimonio impagable de uno de sus residentes: toda una guía de supervivencia en el que, no sin razón, ha sido considerado como el edificio más satánico de la capital de España. Disfruten. ¡SEMS!
(Imágenes procedentes de este soberbio artículo)
mpecemos por los principios, eslogan corporativo Bankiano. Soy residente desde casi unos 20 años en el tristemente célebre edificio Sainz de Oiza, también llamado EL RUEDO. Mi familia proviene de un pueblo de Ávila, luego emigramos a Getafe y de allí al Ruedo en régimen de VPO. La otra posibilidad era Carabanchel, pero mi madre, que al poco tiempo empezó a trabajar por Carabanchel, creía que Moratalaz era mejor. Mi madre carece de cualquier tipo de visión de futuro, por cierto.
Pero no hablemos de mí, hablemos del adifisio y de sus… pintorescos moradores. Primero de todo, pese a la fama que tiene no todos somos gitanos, de hecho por portal había una o dos familias gitanas mientras que el resto éramos de muy diversa procedencia y por lo general, de los que sufrimos posteriormente la crisis de los 90.
El IVIMA, en su infinita sabiduría, decidió que lo mejor era alojar primero a gitanos y luego progresivamente al resto. Una idea magnifica, sobre todo para una etnia, que no nos engañemos, pasan de los convencionalismos sociales, de las leyes “de los payos” (salvo las de “su paga” por madres solteras o escolarizar a los crios) y de cualquier respeto por cualquiera que no sea el mismo. El peor enemigo del gitano es, por lo general, otro gitano.
Pues bien ¿que hicieron los gitanos? Pues robar inodoros, puertas, las escaleras interiores, ya que los pisos son dúplex y de un metal que, misteriosamente, no se oxida y como no, irse al piso que les daba la gana, aunque no lo tuvieran asignado, o meter a mas familiares. Lo de los robos lo solucionaron metiendo el stock de baja calidad que les sobraba y mucha seguridad, y sobre todo prometiendo algún piso mas a los patriarcas gitanos.
Los patriarcas, qué gente. Jefes de familia cuasi todopoderosos y que se distinguen por su bastón de mando, o sea, una caña con unos flecos de cuero que le distingue como el jefe de la manada. ¿Queréis morir? Insultar a un patriarca.
Al tema. Como en esos tiempos las asociaciones antirracistas o los perroflautas no estaban tan concienciados, era la época de la heroína como droga de moda, la policía se explayaba de lo lindo en los desahucios sin mariconadas de órdenes judiciales ni cosas así.
Esa época era la época de las manifestaciones vecinales en contra de meter tanto gitano por la zona, porque que sepáis muchos que hay otros cinco edificios muy cerca unos de otros de realojados, e incluso más chungos que el Ruedo, pero mas cutres y feos. Pero que conste que como decían generalmente “no somos racistas, pero es que son gitanos”. Pero no se crean ustedes, que también hubo contra-manifestaciones de gitan@s concienciados, absurdamente pocos pero muy entrañables, formadas por señoronas de negro, mujeres casaderas en bata y zapatillas y el típico gitano de cruz de oro o cara de cristo ¿su lema?, Y esto lo juro por Yulio, era:
¡MANIFESTACION, LOS PAYOS NO NOS QUIEREN!
Si yo, tierno infante, me daba cuenta del absurdo y ellos no, demuestra que por más campañas pro integración que se hagan nunca se podrá suprimir el hándicap de los “casamientos” entre primos.
(Imágenes del usuario Lau en los foros de Skyscraper city)
a integración vecinal entre los del Pozo del Huevo, los rebotados de otros poblados y los demás no es que no fuera fácil, es que no existió. Aun así cabe decir que a lo largo de los años aprendieron a base de condenas en prisión, y alguna que otra paliza policial en descampados, que donde se come no se caga, y ampliaron horizontes. Yo nunca he tenido muchos problemas, alcance muy pronto el metro ochenta y me di de ostias con los gitanos correctos, lo que genera que el futuro tengan por ti una sana indiferencia. Pero los extraños al ruedo… pobres de vosotros.
Aquí una anécdota. Mis vecinos de arriba, unos imbéciles, prendieron fuego a mi toldo cuando solo estaba mi hermana en casa. Cuando se dio cuenta del tema intento extinguirlo con poco éxito, obviamente, cuando de repente sonó la puerta de casa ¿Quién era?
Un gitano jovencito que desde el patio lo vio y salió corriendo para avisarnos. Ayudo a mi hermana a apagarlo y nunca en la vida nos ha pedido nada. Es un tío que ha estado en prisión más veces de lo que puedo recordar y sin embargo evito una tragedia. Eso también es el Ruedo, pero en Callejeros eso no sale.
Pues bien, por lo general a los extraños los miran con bastante tirria, sobre todo porque vais pensando en tópicos, y eso lo huelen y entonces tiran de tópicos. A mi nunca me han robado, lo intento un chavalín una vez y tal hostia le arreo un familiar suyo que se le quitaron las ganas. Pero si no eres de allí, o si te preguntan y no dices a que portal vas, te vacilaran mucho al ver tu cara de miedo. Lo que conseguirás es que se rían de ti, y si no te entienden porque seas demasiado listo, o vayas de listo, te la pueden liar fina.
olvamos a la Gran Historia del Ruedo y una gran frase escrita en un portal que definió una época realmente chunga del Ruedo: “Aquí se vende burro”.
Al principio en el Ruedo se trapicheaba poco, era mas común el bajar de un coche corriendo y meter las cosas robadas en el portal o meter el coche en el patio y meterlo por las terrazas de los bajos. Lo de la droga fue más adelante.
Cuando la cosa empezó en serio el mayor problema eran los yonkis, y como buenos yonkis no tenían demasiado fineza con a quién molestar. Y claro está, molestaron a los vecinos blancos (me niego a definirnos como payos, que es un término despectivo, sobre todo por venir de una raza que tanto le ha dado a la humanidad).
Los yonkis se atrincheraron especialmente en los parkings subterraneos. Y es que eran tan chungos que incluso los gitanos no se atrevían a dejar los allí coches. Al final se convirtieron en una undercity de yonkis y llego a tal punto que los tapiaron.
Pero no fue suficiente.
Los yonkis rompían los muros o entraban por una alcantarilla, lo que obligo a volver a tapiarla con un grueso muro de hormigón. El barrio, eso si, no protesto lo mas mínimo porque en su satanismo se pensó que eso de acceder desde tu portal era una tontería. No. Lo que tenias que hacer era meterte al patio por uno de los accesos y o bajabas por la rampa o te ibas donde cristo perdió el mechero a un lúgubre acceso. Al final, entre lo chungo, lo inseguro y lo a tomar por culo que estaba donde entrar se abandono totalmente.
(Joder, como amo mi adifisio)
El resultado fue que tras dos años de pura inmunidad, la policía entró a saco y se montó la de Dios. Después de eso, los gitanos pasaron a un perfil bajo y a ser muy, pero que muy duros con los yonkis que se pasaban de la raya y a controlarles cuando podían ir y cuando no. Después de eso era muy habitual las redadas con las lecheras tapando los pasillos de acceso al patio. Un día, pasando al lado de una, se abrió de repente la puerta para salir un madero enorme con su casco, su chaleco antibalas y una escopeta enorme que casi se me lleva por delante. El hombre, muy educado, me miro y me dijo “Perdón”, un poco avergonzado. Me aparté y salió el resto en dirección a un portal donde se vendía droja, y cada vez que salía uno me daban los buenos días, y lógicamente, les respondía lo mismo. Moraleja, se educado siempre, nunca sabes cuándo un tío con escopeta te va a dar un susto.
Otro ejemplo de la contra reforma gitana fue como trataron a una pareja de yonkis que se establecieron en una caravana muy cerca de mi portal. Ante la presencia policial que provocaban, las veces que se los llevaban a ver si cantaban y un cierto mosqueo vecinal, tomaron la decisión de entre unos cuantos mover la caravana a en medio de una rotonda y prenderla fuego. Con los yonkis dentro. Esto también es el ruedo.
Afortunadamente la cosa ha cambiado mucho. El Ruedo no es tan peligroso, pero no es fácil. Las bodas gitanas son muy muy molestas, pero con un sano cutrerío. Las reuniones veraniegas en el patio, con sus copitas y barbacoas junto a sus tertulias a veces son chocantes como la que tuvieron el verano del 2012, ante mi asombro y el de mi novia, sobre el uso de los pronombres y los determinantes para acabar con una acalorada discusión sobre la conjunción del verbo haber. No es coña, sucedió, y todavía alucino al recordarlo.
El Ruedo es, al fin y al cabo, como cualquier barrio de extrarradio o como cualquier polígono, si sabes las reglas del juego la cosa es tranquila, y en su momento este edificio tenía el mayor número de graduados universitarios de la zona en relación a los residentes. Para lo que si me a servido el vivir aquí es para que cuando alguien dice “no todos son así” o “hay gitanos buenos” les pueda soltar dos voces ante su evidente y no reconocida estupidez.
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Que grandes verdades dices vecino.
07/09/2014…..las 3:53 y hay los tienes hablando tal si fueran las 19:00….Por no decir del partido que acabo a las 02:30.
¿DONDE ESTA LA POLICIA ?.
Mis abuelos haun dicen que esto es lo mejor…….
En fin contando los dias para mudarme.
Un abrazo.